En estos tiempos en los que la información privada de los usuarios se ha vuelto el santo grial de la ciber-delincuencia es preciso mantener prácticas sanas de publicación en línea que permitan a sus redes mantener funcionales relaciones a distancia sin perjudicar gravemente la tranquilidad y la confianza de no ser víctima de cualquier ciber-ataque.
Mantenga a raya sus relaciones en línea
En internet se ve de todo
Creí haber visto todo en internet cuando de mostrar emociones se trata, hace poco alguien publicaba la foto de su pasaporte presumiendo a sus contactos que le dieron la visa para viajar al viejo continente. Es cierto, y todos los días amigos y familiares publican información real en las redes sociales, esto no deja de sorprenderme.
A alguien como tú o como yo
Semanalmente recibo llamadas con la típica consulta sobre cómo recuperar claves perdidas o preguntas sobre como manos malintencionadas van a dar contra el muro ajeno; debemos reconocer que vivimos un inconsciente desconocimiento sobre cómo nos mostramos en las redes, publicamos cándidamente en ocasiones por la emoción del momento un estado de ánimo, información privada y conversaciones que, a simple vista pueden parecer triviales y a todos nos puede pasar; no obstante, ya hay quienes se lucran con la recolección de este tipo de contenido. Estos atacantes, que suelen escarbar en los históricos de la web para armar trazas útiles de datos, logran descifrar preguntas secretas, suplantar identidades y recrear perfiles múltiples a diestra y siniestra. Para ellos, cualquier dato cuenta, aunque no sea utilizado en el instante, hay quien granjea todo lo que publicamos alimentando el motor de la ingeniería social y el bolsillo de estos bandidos de la Web 2.0.
Le raquetean las facetas
Analicemos a conciencia en dónde hemos publicado información o nos hemos registrado para obtener fotos, canciones, videos o aplicaciones gratuitas, en las redes sociales, en buscadores de empleo, en los perfiles profesionales de Linkedin, el canal de YouTube, fotos en Facebook de nuestros lugares o pertenencias, hasta posteando a diario relaciones y preferencias en un trino o comentario, consignamos destinos, tiquetes e itinerario, que si la boleta del concierto, oye la cédula y hasta el cartón de grado, el más chicanero fue ese del carro nuevo cuya placa es la portada del álbum. Un saludo a un familiar, una conversación con viejos amigos del colegio o la universidad, invitamos o aceptamos a nuestros contactos por la apariencia de su avatar o número de conocidos en común; así, inevitablemente vamos poco a poco develando facetas de nuestra vida real que finalmente debidamente indexadas son la materia prima de primera para una futura minería de datos.
Actúa y cúrate en salud
Mientras haya humanos malintencionados habrá inseguridad en el mundo y como todo, internet no es la excepción; cualquier atacante puede llegar a usted a través de clasificado de venta y disuadirle para motivar un encuentro personal en donde puedes perder algo más que el artículo en venta. Quizás ya te preguntaste qué medidas tomar para evitar inconvenientes de confianza en internet, es mas técnica que método pero básicamente son tres consideraciones:
- Utilizas el medio social apropiado? Pregúntate cuántos amigos en redes tienes y si son amigos reales, a quiénes de ellos sigues de cerca?
- Lo usas correctamente? Configuras las preferencias de seguridad en canales de medios sociales.
- Configuras, actualizas o controlas con frecuencia? Actualiza tus perfiles y datos de contacto y por supuesto: cambia la clave con regularidad.
Es papaya
Atesora tu vida privada y aprende a distinguir la información que publicas en la red y compártela con mesura, la seguridad informática no reside en su totalidad en una clave de acceso sino en todo lo que dejamos ver y que en algún momento, aquellas viejas historias de virus, spyware y malware ya no asustan, la lección esta aprendida: en internet como en el mundo real, no hay que dar papaya.
Esta nota es de autor desconocido. Si alguien sabe el autor, por favor acá le hacemos la mención. Muchas gracias, por leer hasta aquí.